Relato a partir de evolución, escapatoria y sexo.
Rati y Kāmadeva
El matrimonio de origen hindú, hacía tan sólo 2 meses que había llegado a una de las pocas habitaciones dobles del moderno edificio acristalado junto al paseo marítimo.
Descalzos caminaron sobre el parquet de bambú junto a la estantería donde se apilaban ejemplares de extraños caracteres y exóticas encuadernaciones en tonos dorados, naranjas, plateados, malvas y un sinfín de incrustaciones de lo más variado: nácar, perlas e incluso brillantes de pequeño tamaño.
Manuscritos muchos de ellos de incalculable valor escritos en idiomas antiguos, obras de Vatsianana, textos hindúes, budistas, jainas, bön. Tratados sobre el sexo tantrico y prabhanda, procedentes de la India, Japón, Indonesia, Nepal … algunos manuscritos amarillentos en sánscrito...
Allí estaban entre otros el Vātsyāyana kāma sūtra, el Ananga Ranga, el Kalyana Malla, tratado hindú sobre el amor conyugal, el libro perdido sobre la voluptuosidad de autor anónimo, El Katab, sobre las leyes secretas del amor...
En el resto de la habitación las paredes y el techo estaban forradas de pequeños espejos superpuestos que multiplicaban en un delirio multicolor las mil y una pequeñas lámparas de papel, velas y sahumerios que iluminaban a ras de suelo la gran alcoba de las que fluían vaporosos entre tenues y finísimos hilos anaranjados , verdosos, glaucos… aromas de jazmín, de azahar, de patchouli y de sándalo …
Sentados uno frente al otro en la posición del loto, cerraron sus ojos y comenzaron a entonar simultáneamente un viejo y desconocido mantra tibetano …
Atarip ed sal saixalag…
Atarip ed sal saixalag…
Atarip ed sal saixalag…
Atarip ed sal saixalag…
En el centro del círculo carmín de sus frentes nació un minúsculo punto de luz color lila…
Mientras, el monótono rosario proseguía su goteo inacabable resonando en el silencio de la habitación acristalada… Bajo la mirada atenta de una pequeña y antiquísima figura de la diosa Rati…
Atarip ed sal saixalag…
Atarip ed sal saixalag…
Dos cuerpos semidesnudos jugaban de manera lánguida,
Ajenos a
Los centenares de de sombras ondulantes y
Y los miles de parpadeantes reflejos…
Las manos menudas se acercaron lentamente, Entrelazándose los dedos.
El mantra parecía desvanecerse…
Acercaron también el uno al otro sus sonrojadas mejillas.
Susurrantes como plumas de polluelo los amantes se acariciaban el oído… con la brisa de palabras ignotas.
Atarip, Atarip….
Los dos pequeños puntos de luz se fundieron en una única esfera luminiscente, las dos manos unidas juguetearon suavemente con la burbuja radiante y los labios sonrientes se encontraron por primera y única vez en la noche…
Las puntas de los dedos índices dibujaban paralelamente extrañas formas azuladas en la superficie de la creciente forma redondeada ahora del tamaño de un balón..
El mantra renacía de nuevo y proseguía su monótona evolución… en el silencio de la alcoba.
Las extremidades libres acariciaban cruzándose, pechos, hombros, vello trazando lentamente delicados arabescos sobre la piel sudorosa…
El glóbulo de energía, crecía, crecía de manera imparable… entre las palmas blancas y sedosas de dos maños unidas que parecían el reflejo especular de dos cuerpos gemelos…
Silencio…
Callaron sus labios, dejando lugar a una sonrisa, dulce, cándida, infantil y los dos cuerpos ahora desnudos se elevaron a un metro del suelo reflejados infinitesimalmente por los espejos y distorsionadas las líneas de su imagen corpórea por la inmensa esfera, ahora ya de 4 metros de diámetro cubría y arropaba su exquisita unión tántrica, mística y espiritual…
Azul, verde, amarilla, blanca, la inmensa perla de Amor Puro se expandió como un quásar espacial, haciendo vibrar todos los espejos, aumentando el clamor ígneo de las velas y apagándolas de repente en un torbellino de pétalos de flores fluorescentes…
Miles de estrellas rebotaron por los cristales del techo y las paredes, multiplicándose en cantidad y tamaño… la última planta del edificio se iluminó como una hoguera fantástica, en mitad de la noche, el edificio entero parecía poco a poco encenderse y arder en un extraño e increíble juego de luces silencioso, que podría ser visible incluso desde la Luna llena que lo contemplaba…
La estructura cuadrangular se transformó por unos milisegundos en un inmenso pez globo henchido y erizado de ráfagas de luz…
Los dos ascensores empezaron a bajar y a subir de manera sincrónica, a una velocidad y a un ritmo acompasado inexplicable acelerando su velocidad cada vez más.
La puerta de la cochera se abría y cerrada golpeando contra el marco de hierro forjado con una cadencia voluptuosa y constante.
Los cláxones de los vehículos aparcados en las inmediaciones acompañaban un multicolor concierto de alarmas sonoras, aparatos de radio y luces intermitentes.
Una nube de mariposas multicolores invadió el patio de luces girando en una increíble danza helicoidal entorno a un cerezo florido surgido de la nada…
Los gatos maullaban en un inesperado e incomprensible celo. Los perros ladraban buscando calor. Los peces de colores saltaban de sus peceras blanquecinas, los canarios, encerrados sin escapatoria, cantaban desesperados sus mejores trinos. Las tortugas se apareaban con el primer zapato que encontraban. Los hombres sudaban, sentían escalofríos y temblaban , se retorcían, giraban y mordían las sabanas que ocultaban sus secretos henchidos.
Ellas suspiraban, tratando de respirar, aspiraban a bocanadas un aire candente, tratando de apagar el cálido rio de miel que circulaba entre los muslos, cerca del vientre, para subir como la lava atravesando sus cuerpos hasta la aureola rosácea que coronaba unos pechos puntiagudos y brillantes.
Los cuerpos transmutados eran, esa noche, juguetes erectos, dulces y erizadas formas hipersensibles, por la humedad y el éxtasis …
Estallaron las cañerías, el motor eléctrico de la puerta de los aparcamientos empezó a arder, los dos ascensores se incrustaron salvajemente atravesando buena parte de los cimientos, levantando una nube cegadora de polvo gris…
Los bomberos… Llegaron puntuales.
Como cada 2 semanas… volvieron a desalojar con la parsimonia que da la costumbre a los 34 moradores de la residencia para ancianos del edificio Windsor…
Salían una vez más a la falsa seguridad de la calle, ordenadamente, sonrientes, relajados y felices… sacudiéndose suavemente y con extremo cuidado, adormiladas mariposas tropicales de grandes alas y pétalos rosados de cerezo.
Toni Lázaro
12/02/2012
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2 comentarios
Toni Lázaro -
Dissortadament em va resultar impossible anar a la última reunió UMDM i no sé exactament que es va dir. Sort però de Montse V. que ens informa amb rigor, puntual i dessinteressadament. Esperarem a la propera reunió per saber-ne més.
Una abraçada.
Dolors -
M'agradaria que alguna de les persones que vàreu estar el dia que es va comentar a la trobada mensual de "Un mut de mots", me'n féssiu cinc cèntims del que es va dir.
Moltes gràcies.
Dolors Frigola