Cuento a partir de las palabras: titiritero, diagonal, imposible
El titiritero llegó a la plaza del pueblo cargado con sus bártulos. Como cada año, su corazón de llenó de un sentimiento agridulce. Los niños que jugaban en torno a la fuente se arremolinaron a su alrededor, expectantes y curiosos. Mientras montaba el teatrillo, les explicaba historias de lejanos lugares. No les hablaba de los caminos llenos de barro, de las noches solitarias, de los desprecios sufridos...
Escuchó una voz alegre y sorprendida. Atravesó la plaza en diagonal con pasos apresurados. Un abrazo y un beso sonoro en cada mejilla le dieron la bienvenida. Adela llevaba un precioso vestido floreado. Su cara resplandecía con una belleza serena. Parecía imposible, pero estaba aún más bonita que el año anterior. A su lado estaba su marido, el médico del pueblo, y dos niños de corta edad, con trajes relucientes. Los hombres se saludaron con un rápido apretón de manos. Conversaron amigablemente sobre el tiempo transcurrido y las novedades de la fiesta mayor.
La mujer se alejó, pensando en lo que podía haber sido y no fue. Él la vio marchar, atesorando su recuerdo. Había sido una decisión difícil, casi heroica. Amar verdaderamente significa buscar la felicidad de la persona amada.
0 comentarios