Cuento a partir de: cine, pájaro, satisfacción.
Los sueños solo son eso, sueños
¡Qué extraño es todo! Me repito una y otra vez, mientras sentado en la terraza de mi casita en la playa recuerdo los últimos días de mi vida anterior.
Siempre pensé que había nacido para el éxito, pero no fantaseaba como mis amigos con ser jugador de fútbol o artista de cine. Yo me imaginaba bajando de un avión y siendo recibido por el Presidente de mi país con todos los honores por ser el último ganador del Premio Nobel. En mi imaginación no conseguía ponerle especialidad y me debatía sin poderme decidir entre el de la Paz y el de Literatura. Descendía lentamente por las escaleras mientras al pié de las mismas permanecían algunas personas con miradas llenas de admiración hacia mí. Tenía claro que debía mantener una actitud cercana, pero no demasiado, para no romper el misterio. En ningún momento debía parecer altivo o soberbio. Sonreía levemente y con mi expresión debía transmitir –Soy una persona normal, de carne y hueso, no debéis tenerme miedo aunque sí admiración, pues lo que yo he hecho no lo puede hacer cualquiera, y estoy claramente por encima de todos vosotros-. No era fácil, pero tenía que conseguirlo.
Después, cuando estuviera en el cine, pasarían el Nodo y saldría yo, en blanco y negro, con la expresión perfecta y todos me admirarían. Tal vez alguien se diera cuenta que me encontraba sentado cerca de él y susurrara a su acompañante mi presencia mientras me miraban de soslayo.
En un momento como aquél yo podría convertirme en pájaro y volar por encima de todas sus cabezas riendo como un poseso, borracho de felicidad.
Que diferente fue todo… Ahora ya jubilado, pienso en que la mayor satisfacción que he tenido en mi vida ha sido ganarle al ajedrez al novio de mi hermana, a quien odiaba en profundidad hasta ese día en que lo vi llorar desesperadamente porque le había ganado un niño de diez años. Con el tiempo he llegado a tolerarlo, pero jamás hemos vuelto a jugar al ajedrez.
Tengo 65 años, tres hijos, un perro, una casita en la playa y una barquita. He sido funcionario de correos y he llevado telegramas en mano a mucha gente alegrándoles o entristeciéndoles de repente el día. Eso es todo lo que tengo, que sin ser mucho, es mucho más que tener un sueño.
NITA COQUARD CALVO
0 comentarios