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UN MUNT DE MOTS

Despedida

Despedida

Mª Jesús decide  regresar  a Palma así que organizamos una cena-despedida. Había poco tiempo, por lo que los mails corren que vuelan. ¿Dónde vamos? ¿cuántos seremos? ¿le hacemos un regalo? ¿y si…?

 

Quedamos el viernes por la tarde. Teníamos un par de horas para prepararlo. Tic,tac, el tiempo fluía con la misma energía que nuestros deseos. Estamos de suerte y en el primer  local pudimos reservar una sala para nosotros. Bien. Siguiente paso: habíamos quedado en la plaza Vella ¿Estábamos todos? Sí, todos y más. Ella también estaba en el centro. ¡A que nos pilla! Nos movíamos con sigilo, escondiéndonos entre la multitud. Fuimos a un par de tiendas y enseguida encontramos lo que buscábamos: una bonita libreta donde le dedicamos unas líneas; una retahíla de buenos augurios, de deseos por cumplir y gratos recuerdos; todos distintos y todos parejos.  Aún faltaban algunas dedicatorias. Nos escondimos en un bar para no ser cazados, de espaldas a la puerta, pero el azar pudo más que nuestra nefasta capacidad de camuflaje así que cuando entró en el bar me abalancé hacia ella fundiéndome en una caluroso abrazo con giro y media vuelta mientras alguien escondía el regalo… las penúltimas líneas se escribieron a cubierto en el WC. Pero aún faltaban algunas. ¿Cómo lo hacemos? Improvisamos el plan B.  Con gestos y a su espalda: entretenedla que nos escapamos para que nos firmen y como coartada.. que vamos a hacer la reserva. ¿Se habrá dado cuenta?

 

En el restaurante la buena energía siguió fluyendo. Compartimos ensaladas entre dos o entre uno. Sí entre uno habéis leído bien. Ahora lo explico para los que no asistieron y para que quede grabado en los anales de nuestra historia, la famosa frase de Alexandra a  Robert: “Tú y yo somos uno”. ¿Por dónde iba?  A ver, decía que compartíamos ensaladas y también creps que precisaban de instrucciones de uso, y ya puestos, pues también para la tetera  y para el chupito de ron con nata ¿se sorbía o se tomaba con cuchara? Preguntas  transcendentales, risas escanciadas por la mesa, lágrimas sostenidas por alegres recuerdos,  brindis emotivos, impresionantes puntos de libro abstractamente expresivos que dieron mucho juego (veo, veo ¿qué ves?), fotos, besos, abrazos. Escríbenos. No nos olvides. Nos veremos ¿Lo prometes? Hasta pronto.

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